Familia Gabrielista - Madrid-La Aguilera
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Las rosquillas de san Isidro
S. Gómez
Es feria y fiesta por san Isidro
Venden rosquillas “listas” y “tontas”,
gozo de ancianos, gozo de niños
que con regusto hincan los piños
dejando en roscas pares de improntas.
De la tía Javiera, de antaño,
de dulce baño blanco vestidas,
o desnudas, sin perder tamaño,
tan preciadas del gusto de hogaño,
son las rosquillas bien recibidas.
Un chupito de dulce aguardiente
de puro sabor, sin artificio,
acompañante y buen confidente,
calentador reconstituyente,
dulce alegría, elixir propicio.
Cantos y risas en la verbena,
majas tocadas de hermoso chal
risas que aceptan la enhorabuena
de pillos mozos buscando faena
bajo el cobijo de un cielo cian.
Parten las majas y los chisperos
y se despiden al alimón
música oyendo de dulzaineros,
que alabaron al santo aparcero,
con bailes, roscas y diversión.
La juventud, soñando despierta,
guarda del santo la devoción.
Rememorando la alegre fiesta
vuelven a casa entre juerga y juerga
tocando a gloria en su corazón.